Alimentación en la actividad física

La práctica de cualquier actividad física provoca un aumento en el consumo de energía por parte de nuestro cuerpo, a la vez que se produce cierta pérdida de líquidos y de electrolitos a través de la transpiración y sudor. Para que los beneficios de la actividad física sean completos es necesario que compensemos dichas pérdidas. Si el nivel de actividad es leve o moderado, la compensación se consigue a través de la alimentación habitual, siempre que sea completa y equilibrada. Cuando el nivel de actividad aumenta un poco, es importante prestar más atención a los líquidos y alimentos que elegimos, tanto en calidad (tipo de alimento) como en cantidad. Así aseguraremos una recuperación completa y ganaremos en calidad de vida.

Hidrátate

Para asegurar un estado óptimo de hidratación, es aconsejable beber unos 2 vasos de agua entre 15 y 20 minutos antes de empezar la práctica de ejercicio. Es preferible el agua a otras bebidas con grandes cantidades de azúcares, ya que podrían causarte alguna molestia. Si el ejercicio físico se va a prolongar durante un periodo de tiempo largo, puedes utilizar bebidas isotónicas.

La ingesta de hidratos de carbono

Para tener energía disponible para el músculo en el momento de practicar ejercicio, es necesario que aproximadamente 2 horas antes, tomes alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como cereales o tubérculos. Si se trata de un desayuno, puedes elegir pan o cereales; si es una comida principal, el pan, la pasta, el arroz o la patata son una buena opción. Para evitar molestias digestivas durante la actividad física, no es recomendable tomar alimentos integrales durante las dos horas previas al inicio del ejercicio.